Un día en Chipiona y mi boca se hizo AWA – Chipiona (Cádiz)

Un día en Chipiona y mi boca se hizo… ‘AWA’

Hay en Chipiona un ‘chiringuito’ que bien vale una entrada para él solito, ¡qué digo una entrada! una entrada, un día, un fin de semana y unas buenas vacaciones… AWA 🙂  Ubicado en el Paseo Costa de la Luz de Chipiona, este restaurante a pie de playa abrió hace algo más de un año y en mi primera visita ¡a mí me ha enamorado!  Y no sólo porque su equipo es súper atento, ni por sus grandes ventanales que dan al mar, tampoco por la decoración, toda tan acorde, ni por la música que da al ambiente un toque súper agradable… NO, por nada de eso 😉

Tampoco me ha enamorado por la amplia carta de cocina de toda la vida ni por la extraordinaria cocina de autor, NO.  Ni muchísimo menos por el ‘tartar de atún con huevas de pez volador‘ escondido en una coqueta cazuela de lata, ni por los ‘crujientes de queso con miel de romero‘, ni por el espectacular ‘ceviche de corvina con cítricos y kikos de maíz y cebolla morada‘, ni por la ‘tosta de sardina marinada con pesto rojo‘, ni por la ‘lasaña crujiente de bacalao y espinacas‘, ni por supuesto, por ‘los buñuelos de mascarpone‘… ¡ainsss!

 

¿Sabéis qué fue lo que me enamoró realmente de AWA?  El poder tomar un espectacular salmorejo, muy familiar para mí, y tan llamativo en su mezcla de colores como llamativo es su sabor… el color anaranjado del tomate, rojo, blanco y el lindo color que le dieron unas gotas de aceite de oliva virgen extra por encima 🙂

Ahora que ya sabéis por qué en Chipiona ‘mi boca se hizo AWA‘, continuemos con la otra parte… CHIPIONA 🙂

A finales del pasado mes de septiembre, tuve la gran suerte de poder descubrir por primera vez esta bella localidad gaditana, dueña y señora de seis playas de arena blanca y fina y un faro que puede presumir de ser el  más alto de España.

Y, a parte de anotarme como imprescindible el chiringuito del que os he hablado, también descubrí el Santuario de Regla.  Un santuario que, según se cree, fue edificado sobre una iglesia visigoda del siglo VII, reutilizada después como castillo y mezquita. Si imponente es de día, imaginaos cuando al caer la noche aparece majestuoso al lado de la costa, todo iluminado.

Y descubrí lo curiosos que son los Corrales de Pesca ¿los conoces?  Son una antiquísima forma de pescar ¡se cree que de la época de los fenicios!  Y que gracias al ayuntamiento se han rehabilitado para su uso.  Resulta que, como la marea en aguas del Atlántico sube y baja mucho, en la subida, los peces vienen a la orilla empujados por la corriente, y cuando baja, quedan atrapados en estas formaciones rocosas, cuya estructura es muy curiosa y puedes ver claramente desde lo alto del faro.

Fijaos qué tremenda la diferencia entres las dos imágenes que os dejo más abajo:  la primera está tomada a mediodía, el mar llega hasta las escaleras que suben al paseo, la segunda está tomada por la noche, y lo mío me costó divisar la primera linea de agua, muchísimos metros atrás… ¡es como si se hubiera secado de repente el mar!

También descubrí Chipiona de una forma muy divertida ¡subida en bici!  Primero, fue un paseo por el pueblo, llano y cómodo para recorrerlo ‘bicicleteando‘, pero también puedes recorrer los alrededores a través de la Vía Verde entre Chipiona y Costa Ballena.  Unos 5 kms de bosque con carril señalizado para descubrir de una forma muy saludable toda esa zona costera. Si alguna vez necesitas alquilar una bicicleta en esta localidad, aquí te dejo la web de Bicicletas Baldés

¿Conocéis Costa Ballena?  Es una urbanización muy cercana a Chipiona.  La cantidad de bares, restaurantes, hoteles, con actividades deportivas de todo tipo y todo, en primera linea de playa, hacen de Costa Ballena el objetivo de muchos turistas en verano.  Nosotros solo paramos para comer, y lo hicimos en el Hotel Best Costa Ballena , grandes jardines y solarium, con tres piscinas de agua dulce para adultos y dos para niños, una de ellas tematizada, y un buffet digno de mención 😉

Y hablando de hoteles, ya en Chipiona de nuevo, me alojé en uno muy coqueto, el Hotel Monterrey Costa, en el mismo Paseo Costa de la Luz, entre el Faro y el Santuario.  En primera linea de playa, con un gran equipo, amable y atento, tuvieron el detalle de ofrecernos una copa de moscatel de la tierra.  Tiene un salón y una terraza que da al paseo marítimo que bien merece una nueva estancia ¡porque no me dio tiempo a disfrutarla! Tienen un eslogan muy chulo y que puedes ver escrito en distintos puntos del hotel, que es #lamardeagusto, y sí amigos, así me hicisteis sentir en vuestro hotel ¡la mar de agusto! 😉

Las 24 horas que pasé en Chipiona no pudieron dar para más, y ni que decir tengo que me quedaron muchísimas cosas más por ver y disfrutar:  subir al faro, bañarme en sus playas de agua limpia y arena blanca, pasear por el Pinar de la Villa, hacer una visita guiada a los Corrales de Pesca o descubrir su Castillo.  Volveré sin duda para probar el pescado y marisco que ofrece su costa, un nuevo cóctel en LodelaLola y dar las gracias a la periodista sevillana Marina Bernal por regalarnos el libro sobre la chipionera más universal, Rocío Jurado 🙂

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He podido descubrir esta bella localidad gaditana gracias a la iniciativa de Teresa Lorenzo, chipionera, redactora del blog El Faro de la Jument y gran anfitriona de su tierra:  #ChipionaNatural, nacida para promocionarla como destino turístico sostenible y responsable 💚 ¡muchas gracias por todo amiga! ¡volveré! 🙂

 

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