¿Sabías que en la antigua cultura griega, la cocina estaba al mismo nivel que la poesía?  Daban tanta importancia a los quehaceres culinarios hasta el punto de recibir enseñanzas de cocina a la misma vez que aprendían filosofía, astrología o medicina.  Los vinos también era parte del aprendizaje, pero no como los conocemos ahora, ya que al zumo de uva se le añadía miel, piñones o hierbas aromáticas.  Y ni que decir tengo que, como cocina mediterránea que es, aunque con influencias orientales y occidentales, el uso del aceite de oliva, los cereales o las hortalizas, estaban presentes siempre en sus platos.

En mi nueva entrada gastronómica os hablaré de un restaurante que cumple casi dos años en Córdoba.  Un restaurante de un mundo para mí pendiente de descubrir:  Restaurante Griego Athos

En la Antigua Grecia, pero también en estos tiempos que nos han tocado vivir, el momento de la comida se realizaba, y se realiza, en un ambiente sencillo, relajado y amistoso, una costumbre social profundamente enraizada.  Dicen además, que el estilo de vida griego se refleja fielmente en su cocina, sorprendiendo por su variedad pero también por la sencillez de la elaboración de sus platos… ¿me acompañas a comprobarlo? 😉

Como debe hacerse en un ambiente sencillo, relajado y amistoso y, para no perder la costumbre, Petruska se acompañó de su charpa gastronómica.  Y, como siempre,  nos dejamos aconsejar por el personal y pedimos varios platos para compartir y así poder probar un poco de todo (muy práctico cuando es la primera vez que pruebas)

El amable dueño nos obsequió con un ‘vasito de Ouzo‘, una bebida tradicional en Grecia que se consume como aperitivo y que, aunque se hace con uvas, pasas e higos, recuerda mucho a nuestra bebida anisada, por el sabor que le da otro de sus ingredientes, las semillas de anís.  Y bien, con el vasito de Ouzo, nuestro paladar comenzó a viajar… 😉

Y probamos el ‘surtido de salsas griegas con pan de pita‘, del que destaco la rosa elaborada con huevas de bacalao.

Y la Musaka, una especie de lasaña hecha a base de berenjenas, y que puede ser el plato más conocido de la gastronomía griega.

Y el Saganaki, o queso feta al grill.

De postre probamos la Baklava, una pasta de nueces trituradas distribuida en pasta filo y bañada en miel, y el Galaktoboureko, una especie de pudin hecho con masa de hojaldre y pastel de natillas.  Los dos buenísimos, aunque la próxima vez que vuelva, el segundo será para mí solita 🙂

De los sabores mediterráneos, suaves y agradables de la cocina griega, ya os he hablado, y del precio os diré que muy asequible para cualquier bolsillo.  Ahora, además, quiero destacar la decoración, los colores azul y blanco, y el ambiente musical, que nos hicieron sentir como auténticas ‘helenas’ 😉  Te animo pues a visitarlo y a comentar en mi blog qué te ha parecido, mientras tanto, yo seguiré con mi charpa gastronómica descubriendo cocinas del mundo… 🙂

Y si te ha gustado lo que has leído… ¡compártelo con tus amigos! quizá les interese saber a qué sabe un traguito de Ouzo 🙂 ¡gracias!

Localización:  Calle Miguel Gila, s/n, 14004 (Córdoba)