Monumento a los Enamorados (Córdoba) – Wallada e Ibn Zaydun

Ambienta tu momento con el sonido de un laúd, perfuma la estancia con aroma de jazmín y siéntate entre cojines de seda, porque la historia de la que hoy os hablo está contada en clave de poesía, por un poeta y una poetisa de la época de los omeyas, árabe y andalusí, una época mágica de nuestra ciudad, entonces capital del mundo conocido, y que a mí me tiene ensimismadamente loca!  Una historia que estrena mi nueva sección en el blog:  Mi ruta ‘de paseo por Córdoba’!

Nos vamos hasta el Alcázar de los Reyes Cristianos porque muy cerca de allí, entre verde césped y arboleda, se encuentra el Monumento a los Enamorados (aunque también se le conoce como Monumento a los Amantes), se erigió como homenaje a una historia de amor y de odio que yo conocí hace muy poco tiempo pero que se dio hace cientos de años en nuestra ciudad, una historia de amor secreta y una historia de odio gritado a los cuatro vientos en forma de versos.  Es una obra del arquitecto Víctor Escribano y del escultor Pablo Yusti y se inauguró en 1971, formando parte del centro histórico de Córdoba, además fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1994.  Está formado por un templete de cuatro columnas y un pedestal con dos manos que apenas se rozan, en el centro.  En el mármol pueden leerse dos poemas de cada uno de los protagonistas de esta historia, con versos producidos en castellano y árabe.  Y sólo espero que, una vez la leas y vuelvas a pasar por allí, recuerdes esta bella historia real de la última e inusual princesa omeya y su amante poeta andalusí:  La princesa Wallada y el poeta Ibn Zaydun

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Cuenta la historia que Wallada bint al-Mustakfi, nació allá por 994 en nuestra ciudad, era la única hija de una esclava cristiana, Amin’am, y uno de los más efímeros califas de Córdoba (su califato duró apenas un año), Muhammad al-MustakfiLa princesa Wallada (cuyo significado es ‘la que ilumina’) no tuvo hermanos, por lo que fue la heredera de todos los bienes de su padre.  Fue una mujer un tanto especial para la época que le tocó vivir, y no sólo por su físico, pues era rubia, de piel clara y ojos azules, sino porque recibió una considerable educación, resaltando su talento por la caligrafía y la poesía.  Su temperamento e independencia fue tal que prescindió de matrimonio alguno, además, participaba en las competiciones masculinas que le apetecía.  Vendió toda la herencia de su padre y abrió un palacio donde recibía a los poetas y literatos de su tiempo, dedicaba este espacio a educar a muchachas de buena familia y se abrían debates en los que participaban tanto hombres como mujeres ¡todo un escándalo para esa época!, pero un escándalo envuelto entre sedas, olores a almizcle y copas de vino.    Uno de los datos que más me llaman la atención es que se cuenta que paseaba por las calles sin usar el velo, y llevaba bordados en sus vestidos versos que clamaban a su forma de vida, su elección:

‘Por Alá, que merezco cualquier grandeza

y sigo con orgullo mi camino.

Doy gustosa a mi amante mi mejilla

y doy mis besos para quien los quiera’

(Princesa Wallada)

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Hubo uno de sus colegas, el visir Ibn Abdus, que fue su eterno enamorado y que cobró mucho protagonismo en cierto momento de su vida, para desgracia suya;  según cuentan, la protegió hasta su muerte.  Pero su gran amor fue el poeta Ibn Zaydún, joven y atractivo noble, digno de su atención y que adornada sus tardes entre versos y miradas robadas, ya que su relación tuvo que ser secreta pues este poeta estaba vinculado al linaje rival de la familia de Wallada.  Con pocas ocasiones para verse, ocultaban sus recíprocos sentimientos entre poemas, a veces de amor, otras de dolor, de celos, de decepciones y reproches, y también de añoranza por encontrarse.  Y así pasaban los días…

‘Espera mi visita cuando apunta la oscuridad

Pues opino que la noche es más encubridora de los secretos

Tengo algo contigo que si coincidiera con el sol

Éste no brillaría

Y si con la luna, ésta no saldría

Y si con las estrellas, éstas no caminarían’

(Princesa Wallada)

‘Tu amor me ha hecho celebre

entre la gente

por ti se preocupa mi corazón y

pensamiento,

cuando tú te ausentas

nadie puede consolarme y

cuando llegas todo el mundo está presente’

(Poeta Ybn Zaydun)

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Pero, tristemente, la envidia de Ibn Abdus, el pupilo más fiel de la bella princesa, por Ibn Zaydún no tardó en aparecer e ideó un malicioso plan para desterrar a Ibn Zaydún de Córdoba y, también, del corazón de Wallada.  Pidió a una de las esclavas de la princesa que sedujera hasta la saciedad a Ibn Zaydun, y cuando pareció que estaba totalmente embaucado por la esclava, apareció Ibn Abdus, sorprendiéndolos e iniciando un reguero de noticias sobre esta supuesta relación, que, como era de esperar, llegó a oídos de Wallada.  Y ésta, siendo traicionada por su gran amor y, herido su tremendo orgullo, pasó de quererlo hasta la muerte a odiarlo hasta la muerte.  Y, aunque cuentan que todo el mundo sabía que esto había sido orquestado por el envidioso Ibn Abdus, el poeta Ibn Zaydun no recibió el perdón de su amada princesa.  Después de salpicar los jardines de Córdoba de perdón y arrepentimiento en forma de versos dirigidos a Wallada, el corazón de Ibn Zaydun y su carrera política se vieron lamentablemente hundidos, teniendo que huir a Sevilla, dónde se convirtió en uno de los hombres de confianza del Rey.  Desde allí se siguieron mandando mensajes secretos a través de sus poemas, pero ésta vez, llenos de pena, odio y rencor.  Y así, pasaron los años…

“Desde que estas lejos de mí,

el deseo de verte consume mi corazón

y me hace lanzar torrentes de lágrimas

mis días son ahora negros y

antes, gracias a ti, mis noches eran blancas.”

(Poeta Ybn Zaydun)

“Tienes por apodo el hexágono

y es un calificativo que no abandonarás mientras vivas.

Pues eres, sodomita, degenerado, adúltero, cabrón, cornudo y ladrón.”

(Princesa Wallada)

Wallada, arruinada pero altiva, dolida y por venganza, pasó el resto de su vida viviendo junto al visir Ibn Abdus, muriendo en Córdoba un 26 de marzo de 1091.

Ibn Zaydun, por su parte, consiguió gran riqueza y reputación política, aunque su corazón seguía latiendo por el recuerdo de su amada.  Murió allá por el año 1070 en Sevilla.

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Localización:  Calle Tomas Conde, Plaza del El Campo Santo de los Martires, 14004, (Córdoba)

¿Conocías esta historia? ¿Te ha parecido interesante?  Adelante, compártelo para que todos tus amigos se enteren! 🙂 Más abajo, os dejo información adicional sobre algunos artistas que, embaucados por esta historia de amor y odio, la han plasmado de una forma u otra en sus trabajos:

En julio de 2004, dentro del Festival de la Guitarra, se estrenó en Córdoba ‘Wallada, el sueño de un poeta cordobés’, Musical de Rock Sinfónico Andaluz que fue bautizado como El Musical de las Tres Culturas, en conmemoración del milenio del nacimiento del poeta cordobés.

En febrero de 2008, el grupo musical de folk metal y letras basadas en la literatura de leyendas, poemas y romances, los gaditanos Saurom, lanzaron una canción y video musical dedicados a la vida de la última princesa omeya,‘Wallada la Omeya’.

En la interesante y divertida Ruta de las 4 Culturas que la polifacética actriz de Animactriz T-Atro junto a Eventour teatraliza, enseñándonos historias y anécdotas de la Córdoba judía, musulmana y cristiana, se hace una parada en el Monumento a los Enamorados dónde se nos habla de la historia que hoy os he contado. ¡Anímate y participa en una de ellas, si al hacer tu reserva comentas que eres seguidor de Petruska, tendrás un pequeño descuento! 😉

2 comentarios en “Monumento a los Enamorados (Córdoba) – Wallada e Ibn Zaydun

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